LA ORACIÓN ES LA COMUNICACIÓN ENTRE TU Y DIOS: SOLO TIENES QUE OBEDECER Y HACER LO QUE ES AGRADABLE A EL , Y EL TE OIRÁ Y TE RESPONDERÁ

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Y COMO SI FUERA UNA PELÍCULA...

Los saludo en el admirable Nombre de Jesús.
Antes de escribir el testimonio quiero transcribir de la Sagrada Biblia un pasaje muy hermoso que se encuentra en:
JOB 11,  del versículo 13 al versículo 20.

Si tú dispusieras tu corazón, y extendieres a  él tus manos;
si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, y no consintieres que more  en tu casa la injusticia,
Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha,
y serás fuerte, y nada temerás;
y olvidarás tu miseria, o te acordarás de ella como de aguas que pasaron.
La vida te será más clara que el mediodía; Aunque oscureciere, será  como la mañana.
Tendrás confianza, porque hay esperanza; Mirarás alrededor, y dormirás seguro.
Te acostarás, y no habrá quien te espante; y muchos suplicarán tu favor.
Pero los ojos de los malos se consumirán, y no tendrán refugio; y su esperanza será dar su último suspiro.

Con la ayuda de Dios, voy a  ir narrando una serie  de acontecimientos, que ocurrieron muy seguidos, en la niñez de mis hijos, y que son un testimonio de como hemos sido protegidos por  la mano del creador.

Mi esposo, fue un hombre infiel, pero para recompensarnos , nos llevaba de paseo cada ocho días, en su carro.
En ésta ocasión, veníamos ya de regreso a la ciudad de Medellín, después de visitar un pueblo de Antioquia que se llama Rionegro.
El carro era una camioneta; como mis hijos estaban pequeños ; nos ubicamos así:
Rodri, mi esposo; manejaba,  mi hijo Renato de ocho años a su lado,; luego estaba yo sentada con mi hija Cathe de tres años sobre mis piernas, y junto a la portezuela mi hija Paula de seis años.
Veníamos por la autopista, eran como las cuatro de la tarde, los carros llevaban una buena velocidad, pues no había obstáculos.
En un momento dado se abrió la portezuela que da a la orilla de la vía, todavía no sé, si fue Paula, que manipuló la manecilla...
Al ver ésto mi esposo frenó , y la velocidad se fue mermando.
Y como si fuera una película fui cayendo al piso sentada, con mi hija sobre mis piernas, Paula  estaba parada a mi lado, ; puse mi codo derecho para amortiguar el golpe y mis ojos veían como poco a poco la llanta trasera iba a pasar sobre mis piernas...
Todos estábamos ilesos....GLORIA A DIOS.
Sólo un dolor tan intenso en mi brazo que no podía moverlo.

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